Usain Bolt, Michael Johnson, Asafa Powel, Speedy González y el Correcaminos, todos quedaron anonadados. Nadie suponía que el domingo 9 de octubre iba a acontecer este suceso histórico. Guadalupe jugaba con Comu y no contaba con uno de sus jugadores más veloces, Palito Masarelli alentaba desde afuera. Evidentemente alguien debía suplantar esa velocidad, ese tranco furioso, insostenible, que caracteriza a Palo.
Cuando rondaban los 20 minutos del primer tiempo me di cuenta que contábamos con un jugador distinto, pero distinto de verdad, distinto en todos los aspectos, me refiero a Fernícola “el correcaminos” Ramirez. Uno quizás lo ve algo relleno y con una cara que trasmite cierto miedo (lo digo literalmente, es muy feo), pero nadie conocía hasta el momento su mayor cualidad, una perfecta coordinación de dribling y pique largo.
Algunas hipótesis sostienen que cuando robó la pelota en campo de Guadalo, sabiendo que El Guardián no permite ningún ilícito, se lanzó a correr con un tranco asesino, por temor a que El Guardián lo lleve preso. Lamentablemente el final no fue el esperado, cruzando mitad de cancha empezó a perder combustible desde su rodilla izquierda, pensando que con alguna chispa se incendiaría todo, sacó el cambio y optó por llegar a 6 metros en punto muerto. Cuando estaba por lanzar, escuchó en su conciencia la voz de Vili, diciéndole “pase al rival, pase al rival”, y así fue que esta contra memorable, se convirtió en otra de las jugadas que quedarán en el cofre de los recuerdos de las cagadas históricas de Guadalupe. Vamos a tener que empujar bastante para que entre en el cofre, dado que el flaco contribuyó durante estos años para que el cofre esté bastante lleno.
Gracias Fernícola por tanta magia
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